Liderar una transición ecológica con perspectiva de género, capaz de transformar el modelo económico desde una “defensa de la diversidad” y una “protección de lo comunitario”, requiere una “sensibilidad” y empatía propia de las mujeres que deberá llevarse a la política, la empresa, la lucha social y el periodismo ambiental.
Así lo han valorado diferentes mujeres de estos sectores, que han compartido con EFE los motivos por los que creen que las políticas feministas serán “fundamentales” para diseñar con “empatía” la transición ecológica.
Berta Cáceres, Greta Thunberg, Jane Goodall, Inger Andersen, Makoma Lekalakala…La lucha ecologista y climática -en las calles, los laboratorios, en los medios de comunicación y en las instituciones- tiene rostro de mujer, algo que para las fuentes consultadas no es ninguna casualidad.
Aunque a menudo el protagonismo en el conservacionismo y la ecología se lo lleven figuras masculinas, son las mujeres quienes “están ahí en el día a día, defendiendo la tierra y la vida, en el campo o en la ciudad”, subraya Marta Pascual, activista de Feministas por el Clima y del área de ecofeminismo de Ecologistas en Acción.
Mujeres, más vulnerables ante desastres climáticos
“Defender la vida es defender las redes comunitarias, la escuela , lo público”, se explica Pascual, quien apunta que las mujeres sufren en mayor medida los impactos climáticos y ecológicos -sequías, inundaciones, contaminación, conflictos por los recursos-. En parte porque pertenecen a los sectores más vulnerables de la población.
La ONU reconoce esta mayor vulnerabilidad de ellas ante la crisis ecológica, y estima que ocho de cada diez personas desplazadas por desastres climáticos son mujeres. Ellas tienen una relación más estrecha con la naturaleza y con la gestión del capital medioambiental, como detalla la ONU.
“Desde la recogida de agua para cocinar y limpiar, el uso de la tierra para pasto del ganado, a la búsqueda de alimentos en ríos y arrecifes, y la recogida de leña, las mujeres de todo el planeta utilizan e interactúan a diario con los recursos naturales y los ecosistemas”.
Esa vinculación especial, además de su mayor exposición a los riesgos ambientales y de su menor autonomía para evadir los daños -por la falta de recursos, por los cuidados, o por estar sometidas a hombres que les impiden “dejar a la familia”-, motiva que se organicen y se movilicen contra estos problemas, sostiene Pascual.
El “despertar emocional” que propicie el cambio
También desde el sector privado, Ana Karen Zapata, cofundadora de la empresa Climate Trade -dedicada a la compensación de carbono-, incide en que las mujeres pueden suponer el “despertador emocional” que exige abordar el reto climático. Pues considera que para sentir la motivación suficiente para cambiar las cosas hay que entender el problema “a un nivel mucho más profundo” más allá de la definición.
En la misma línea, la periodista ambiental Irene Baños, autora de ‘Ecoansias‘ y coautora de ‘Accionistas del cambio’, percibe que en los medios de comunicación las mujeres “mostramos más nuestra propia vulnerabilidad”, algo importante para conectar con una audiencia que, cree, “está necesitada de este tipo de referentes” y no de las actitudes de “quienes vienen a salvarnos”.
Por Marta Montojo | EFE – 27 marzo, 2023