Se vienen los juegos Odesur en el país, envuelto en sospechas de irregularidades que deberán ser investigadas en su momento, pero de todas formas este evento dejará infraestructura importante para el deporte boliviano.
Se ha mejorado y construido escenarios para diferentes deportes, lo cual es valorable, sin embargo, paradójicamente los deportistas han reclamado más apoyo en aspectos tan básicos, como indumentaria y alimentación.
La parte humana, en este caso las y los deportistas, ha quedado rezagada por priorizar el cemento, una realidad que lamentablemente es común entre los diferentes niveles del Estado boliviano. ¿De qué sirve tener mejores escenarios deportivos si nuestros deportistas no tienen mejores condiciones de trabajo?
No se puede esperar resultados de los deportistas si antes no se invierte en su formación y preparación competitiva.
En realidad debería haber una inversión equilibrada en ambos rubros, tanto en lo humano como en lo infraestructural, ninguno puede quedar rezagado porque son complementarios.
Lo mismo sucede en otros rubros de las inversiones públicas, tenemos que meternos en la cabeza que una cancha no sirve de nada sin deportistas adecuadamente preparados, al igual que una escuela sin estudiantes motivados.
Las autoridades y la ciudadanía debemos superar la idea de que el dinero se debe invertir únicamente en grandes construcciones, que a la larga pueden terminar como elefantes blancos, y apuntar más a la formación de recursos humanos, en lo deportivo, científico, profesional y fundamentalmente cívico.
Una inversión que permita formar mejores ciudadanos dará lugar a sociedades más equitativas y responsables.