Chilkapampa es un paraje rural en el municipio de Pucará, en los valles cruceños, que muestra un paisaje típico del lugar, enclavado en los cerros con bastante naturaleza alrededor, gracias al agua que baja hasta encontrarse con quebradas y ríos llenos de piedras, desde ya puede ser llamativo para un encuentro con la naturaleza, a pesar de los caminos complicados para llegar.
Sin embargo, hay algo más en la zona que puede (y debe) llamar poderosamente la atención, se trata de una cueva con huesos y cráneos que los habitantes del lugar atribuyen a los Incas, aunque no están seguros realmente de su origen.
A estos “huesitos” los comunarios les atribuyen poderes o, al menos, así era antes, pues creían que tenían el poder de llamar las lluvias e incluso que podían bajar al río a tomar agua durante la noche y regresar por la mañana, así lo narró don Eleuterio Gutiérrez, propietario del terreno donde se encuentra esta cueva, que indicó que los huesos ya no hacen ese “viaje” hasta el río, silbando por la oscuridad de la noche.
Según don Eleuterio, los huesos antes estaban mejor ordenados y algunos cráneos han desaparecido, tal vez por eso es que ya no salen por la noche.
Pero esta no es la única cueva, asegura la gente del lugar que hay otra cueva en la que incluso se pueden ver utensilios junto a los huesos, algo que no pudimos atestiguar.
Lo cierto es que se trata de un lugar que vale la pena investigar para conocer su origen, íntimamente ligado con estos parajes en los que cada vez vive menos gente, pues los comunarios dejan sus herramientas de campo y prefieren irse a Vallegrande o a Santa Cruz de la Sierra en busca de mejor suerte.
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