Encabezada por el líder de la 6ta Caravana, Sixto Angulo, y con la participación de representantes de organizaciones amigas como PROBIOMA, FAO y PROCESOS, así como la máxima autoridad de la Central Indígena Chiquitana Amanecer Roboré (CICHAR), Nardy Velasco, y los líderes de las diez comunidades visitadas, la caravana reunió alrededor de 60 individuos para explorar la riqueza natural y humana que engloba la reserva de Tucabaca.
Explorando la Diversidad Comunitaria
El recorrido comenzó en la comunidad de Aguas Negras, una población de migrantes de Chuquisaca que se ha establecido en la reserva por más de tres décadas. Aquí se llevó a cabo la primera sesión municipal en la que se presentaron los concejales del municipio Roboré. Entre las principales preocupaciones de la comunidad se encuentran los límites territoriales con el municipio de El Carmen Rivero Torres, así como la falta de atención a las necesidades básicas como agua, salud y educación.
Con aproximadamente 60 familias, Aguas Negras se destaca por su producción ganadera, que abastece de carne a la ciudad de Roboré y se exporta al departamento de Cochabamba.
Necesidades y Desafíos
El segundo día de la caravana llevó a los participantes a la comunidad de Naranjos, donde se encontraron con múltiples desafíos. La cacique Lisbeth Hurtado Galvis lamentó la ausencia de las autoridades municipales y expresó la preocupación por los límites territoriales en disputa con El Carmen Rivero Torres. Además, la comunidad lucha por superar las dificultades posteriores a los incendios forestales de 2019, que redujeron su en un 50%. Un problema más urgente es la actividad de colonos menonitas que realizan desmontes cerca de la comunidad, amenazando la principal fuente de alimento: el río, esencial para la pesca.
El Valor del Patrimonio Natural
Durante todo el viaje, la caravana estuvo acompañada por autoridades de la Dirección de Conservación Patrimonio Natural (DICOPAN) y Guardaparques, que brindaron información y aclararon dudas sobre la reserva. La comunidad de San Lorenzo Viejo recibió a la caravana con el deseo de mejorar su acceso a la energía durante electricidad y agua, ya que las cañerías resultaron dañadas por los incendios. Además, aunque la comunidad posee un potencial turístico gracias a sus cascadas, han optado por no promocionarlo como fuente de energía en un esfuerzo por preservar el entorno.
Un Futuro Sostenible
La comunidad de Quitunuquiña revela un lugar sagrado importante para los comunarios, llamado Tomasito, que posee pinturas rupestres y un potencial turístico significativo. Los habitantes que deseen aprovechar sus recursos naturales, la arqueología y la belleza del entorno para fomentar el turismo sostenible y generar ingresos, siempre en armonía con el medio ambiente.
La comunidad de Yororobá destaca por su enfoque en la producción, especialmente a través del apoyo de organizaciones como PROCESO. Las mujeres de la comunidad lideran la elaboración de harina de yuca y sus derivados, y solicitan inversiones en infraestructura, como cabañas y albergues, para recibir a los turistas interesados en explorar sus cascadas y pinturas rupestres.
Sueños de Transformación
San Manuel, una pequeña comunidad situada a tres kilómetros de Roboré, busca convertirse en un atractivo turístico. A pesar de su tamaño, ha establecido huertos agroecológicos que abastecen a la comunidad y la ciudad vecina. Sin embargo, carecen de servicios básicos y buscan la ayuda de la Fundación para la Conservación del Bosque Seco Chiquitano para ampliar su museo arqueológico y aprovechar su potencial turístico.
En Los Sotos, la cacique Celia Gutiérrez prioriza el turismo comunitario y el acceso al agua. Un museo arqueológico muestra la rica cultura de hace 10.000 años, pero necesita expansión. Finalmente, en Motacusito, el cacique Rolando Opimí expresó su preocupación por la explotación minera cerca de la comunidad, deseando vivir en armonía y paz.
Un Llamado a la Acción
Durante los tres días de esta inspiradora caravana, los líderes comunales compartieron sus demandas comunes: agua, saneamiento, mejores caminos y respeto a los límites territoriales. También se instó a prevenir y sancionar la deforestación en las cabeceras de los ríos y los asentamientos sin planificación. Además, la comunidad expresó su inquietud ante la presencia silenciosa de colonos menonitas que realizan desmontes considerables, una preocupación palpable que se vio claramente en Naranjos.
Este viaje de tres días no solo contenía una ventana a la riqueza natural y cultural de la región, sino que también arrojó luz sobre los desafíos a los que se enfrentan las comunidades indígenas. Como testigos de esta travesía, queda en nosotros tomar conciencia de estos problemas y unir esfuerzos para garantizar la conservación de estos ecosistemas únicos y la prosperidad de sus habitantes.
Periodista: Nils Vasquez Toro
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A continuación compartimos fotos tomadas por los participantes del evento