La educación en la lengua materna debe empezar desde los primeros años de escolaridad, ya que la atención y la educación de la primera infancia son la base del aprendizaje, afirma la agencia de la ONU para la educación y la cultura, llamando a promover el multilingüismo y a incluirlo en los planes educativos de recuperación de la pandemia de COVID-19.
Al celebrarse este domingo el Día Internacional de la Lengua Materna, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) enfatizó la importancia de la diversidad cultural y lingüística para las sociedades sostenibles e instó a integrar estas lenguas en los programas educativos.
Con el lema “Fomentar el multilingüismo para la inclusión en la educación y la sociedad”, este año la jornada llama a los encargados de formular políticas, educadores y maestros, padres y familias a comprometerse con la educación multilingüe para promover la recuperación de la educación tras los efectos de la pandemia por COVID-19.
La UNESCO trabaja en favor de preservar las diferentes culturas e idiomas para fomentar la tolerancia y el respeto de los demás y reconoce que las lenguas y el multilingüismo pueden ayudar enormemente a formar sociedades incluyentes que no dejen a nadie atrás, un propósito que se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El organismo de la ONU considera que la educación impartida en la primera lengua o la lengua materna es vital para la supervivencia de los idiomas mismos y que se debe empezar desde los primeros años.
Si una lengua se pierde, todos perdemos
Además de ser el principal vehículo de comunicación, las lenguas definen la identidad de las personas. Están en el corazón de la cultura y preservan la historia y la memoria de cada colectividad. Cada una de ellas es la manifestación de un modo único de pensamiento, una cosmogonía, una percepción distinta del universo.
Las lenguas enuncian con precisión la profundidad de la concepción del mundo de una determinada cultura.
No obstante este valor incalculable, muchos idiomas se encuentran en riesgo de perderse. Con la migración del campo a la ciudades, muchas personas van perdiendo sus valores, sus tradiciones, su lengua. Los procesos de globalización borran cada vez más la identidad cultural, uniforman al mundo y socavan con creciente rapidez la diversidad lingüística.
Según datos de la UNESCO, cada dos semanas desaparece una lengua llevándose con ella todo un patrimonio cultural e intelectual, un acervo de conocimientos y tradiciones irremplazable, al igual que valiosas posibilidades y recursos para lograr un futuro mejor.
Al menos el 43% de las más de 6000 lenguas que se hablan en el mundo está en peligro de extinción. Tan solo unos pocos centenares de idiomas han tenido el privilegio de incorporarse a los sistemas educativos y al dominio público, y menos de un centenar se utilizan en el mundo digital.
Las Naciones Unidas, al igual que numerosos sociólogos y expertos en educación y derechos humanos han advertido repetidamente la necesidad de evitar que esas tradiciones y cosmovisiones se pierdan.
Esfuerzos en favor de la preservación de las lenguas
En las últimas décadas, el mundo ha cobrado conciencia de la urgencia de defender las lenguas originarias. Así, por disposición de la Asamblea General de la ONU, desde 2002 se celebra el Día Internacional de las Lenguas Indígenas.
En 2019, impulsado por varios países de América Latina y proclamado por la Asamblea General, se celebró el Año Internacional de las Lenguas Indígenas para crear conciencia y generar una labor mundial orquestada de protección, promoción y revitalización de esos idiomas, así como de reivindicación de sus hablantes.
También promovida por naciones latinoamericanas, la iniciativa se extendió al establecimiento de un Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas, que dará inicio en 2022 y que situará al multilingüismo en el centro del desarrollo de los pueblos indígenas.
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