Millones de indígenas de la cuenca amazónica libran una batalla contra reloj para salvar esta selva que alberga un 20% del agua dulce del planeta y evitar un “apocalipsis” mundial. A la cabeza está el venezolano Gregorio Mirabal con su corona de plumas rojas y amarillas y su grito de guerra: “¡Ya basta!”.
“Si la selva desaparece, este mundo queda en llamas, sube la temperatura”, advierte Mirabal, de 54 años, en la aldea selvática ecuatoriana de Unión Base, a cinco horas de automóvil de Quito.
Mirabal, líder de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), entidad que representa a los 3,5 millones de indígenas amazónicos de nueve países en nueve países, reclama a las naciones desarrolladas que en la COP26, la conferencia sobre el clima que comienza en Glasgow, Escocia, el 31 de octubre, trabajen junto a los pueblos nativos para salvaguardar la Amazonía, selva de 8,4 millones de km2.
Mirabal, del pueblo wakuenai kurripaco, recuerda que el 17% de la selva ya ha sido arrasada a causa de la explotación de petróleo y minerales, la contaminación y la deforestación para favorecer la agricultura y la ganadería.
Cerca de un río y en medio del gorjear de los pájaros, reflexiona sobre las amenazas, ataques y asesinatos que sufren los indígenas de más de 500 grandes tribus que protegen la selva.
Por: France 24