En los últimos tres años ha sido preocupante el incremento de incendios forestales en nuestro país, propiamente en la Chiquitania. Este territorio ha perdido solo en el 2019 alrededor de 5,7 millones de hectáreas del bosque seco tropical, donde el fuego arrasó con todo, siendo incontrolable y consumiendo gran parte de la vida del monte, generando lamentos y tristezas en las familias, siendo Concepción uno de los municipios más afectados de las comunidades de la TCO Monteverde y más concretamente en las comunidades Limoncito, San Fermín, Santísima Trinidad, Río Blanco, La Conquista y Santa Mónica.
Don Isidro Pasabare y doña Isabel Cuasace, esposos con raíces chiquitanas de la Comunidad Santa Mónica, vivieron en primera persona el infierno de perder su monte, su fauna, su futuro, ellos, relatan su historia vivida. “Cuando acordamos el fuego era muy grande, la gente se amanecía luchando con los bomberos, muchos animalitos se encontraron carbonizados, el fuego se llevó sus nidos. Ahora ya no vemos animales cerca, muy poco tenemos para cazar y alimentarnos, el incendio también afectó las plantas que se ocupan para remedios…”, testimonia doña Isabel. Además, cuenta que ni con toda la gente que fue a pelear con el fuego se podía apagar, ni con aviones, ni helicópteros y que solo con una gran lluvia pudieron descansar luego de más de dos meses de dolor, al ver caer los árboles y morir la fauna, “sólo la lluvia nos liberó de la preocupación, del susto, de la humareda que nos ponía mal de la salud, especialmente a los niños”.
Don Isidro por su parte enfatiza que con el fuego llegó la sequía, que no hay agua para el ganado, que se secan las quebradas y los ríos, y que el agua está ‘verdeándose’, explica que en los «atajaos» no dura el líquido y que deben buscar otros lugares donde los animales que crían puedan saciar su sed. “La comunidad debe unirse, cuidar y defender el bosque, nosotros mismos debemos hacer ese trabajo, buscando apoyo con las autoridades.”, añade don Isidro, manifestando que se los debe capacitar y equipar con equipos y herramientas a mano para estar listos y ser primera respuesta a los incendios.
Mientras narraban, el semblante en los ojos de los esposos se tornaba triste, contando que había personas que apuntaban a las familias de la Comunidad de ser los responsables del fuego, objetando ellos que, desde el tiempo de sus abuelos saben cómo tratar la tierra, y que reconocen los beneficios que les da si está sana. “Nosotros sabemos cómo vamos a limpiar nuestro chaquito para sembrar, qué tiempo se puede echar el fueguito y qué tiempo no, por eso nosotros dijimos que no era nuestra culpa” relata Doña Isabel y se emociona al explicar cómo ellos hacen para evitar que el fuego se propague.
Además, Doña Isabel detalla que tienen formas para limpiar, sembrar y cosechar, así que afirma que es imposible que digan que los comunarios se descuidaron con el fuego, “tiene que pegar unos tres ‘mangones’ y recién quemar el lugar que vamos a ocupar, ya el fuego no avanza y si avanza se puede dominar, pero en cambio en tiempo seco sin ni una lluvia, sí o sí nos puede vencer y tenemos que hacer callejón alrededor de Chaco, es imposible pues que nosotros no cuidemos nuestras propias cosas”, aclara doña Isabel.
Al conocer la historia de los esposos concepcioneños que desnuda esta problemática, se reflexiona que es importante que a los nuevos vivientes del bosque seco se les enseñe cómo tratar la Tierra para evitar los daños que puede ocasionar un mal manejo de las quemas y así resguardar a las comunidades de estas trágicas experiencias. Se reflexiona además que las capacitaciones deben realizarse considerando los saberes de las comunidades integrado con los métodos modernos de manejo del fuego, control y combate de incendios forestales.
Además, es importante que las autoridades, si les prohíben los chaqueos a comunidades oriundas de Concepción, les otorguen alternativas para que ellos no queden abandonados y desprolijos de la seguridad económica y alimentaria para las familias.
Por otro lado, es necesario que los proyectos que llegan desde las ONG y la Cooperación Internacional sean sostenibles con el tiempo y que respondan a reales necesidades diarias, para mantener y diversificar sus medios de vida locales; solo así, podrán ser comunidades resilientes.
Testimonios sobre los incendios forestales en las comunidades del municipio de Concepción
Testimonios de afectados por los incendios en la comunidad Santa Mónica de Concepción.
Equipo
Javier Ángel Hurtado, Liliana Eugenia Abakay, Marianela Román y María Katia Garrido.
Mentoría
Lucía Aragón, Lourdes López, Juan Pablo Sejas, Carol Soto Vásquez
Nota. Esta producción periodística ha sido elaborada en el marco del Taller “Laboratorio Periodístico Chiquitano”, impulsado de manera conjunta entre la Fundación IRFA, Gobernación de Santa Cruz y Proyecto Paisajes Resilientes, con el apoyo financiero de la Unión Europea y la Cooperación Alemana.