Bolivia se consolida como el principal exportador de castaña a nivel mundial, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Entre enero y noviembre de 2024, las exportaciones de este producto alcanzaron los 175,8 millones de dólares, reflejando un notable crecimiento del 69% en comparación con los 104,2 millones registrados en el mismo período de 2023. De hecho, hasta noviembre de 2024, las ventas externas ya superaron los 115 millones de dólares exportados en toda la gestión anterior, impulsadas por un aumento en el volumen de exportación y un mayor esfuerzo productivo.
Las regiones de Beni y Pando se destacan como los principales polos de producción y exportación, desempeñando un papel clave en la economía nacional. La recolección y comercialización de la castaña generan millas de empleos directos e indirectos, dinamizando las economías locales y proporcionando oportunidades de sustento para numerosas familias. Además, esta actividad aporta divisas significativas al país y refuerza la imagen de Bolivia como un proveedor confiable en los mercados internacionales.
Uno de los factores determinantes en este éxito es la alta calidad de la castaña boliviana, lo que le otorga una ventaja competitiva frente a otros países. Este producto se ha posicionado como el tercer rubro más importante dentro de las Exportaciones No Tradicionales, solo por detrás de la soja y otros productos agroindustriales.
Un modelo sostenible de desarrollo.
Más allá del impacto económico, la producción de castaña en Bolivia tiene un profundo valor ambiental y social. La cosecha se lleva a cabo de manera manual en los bosques amazónicos, asegurando un proceso que respeta la biodiversidad y contribuye a la conservación de los ecosistemas tropicales. Gracias a esta práctica sostenible, se evita la deforestación y se garantiza la continuidad de los ciclos naturales de producción, lo que refuerza su potencial como un sector clave para el desarrollo sostenible del país.
Las cifras y tendencias actuales demuestran que la castaña boliviana no solo domina el mercado global, sino que también representa una alternativa de crecimiento responsable, combinando desarrollo económico con protección ambiental. Con un enfoque en la calidad, sostenibilidad y acceso a exigentes mercados internacionales, Bolivia se proyecta como un líder indiscutible en la exportación de este preciado fruto amazónico.
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Fuente: IBCE