El viernes 27 de septiembre partimos de Villa Montes, en Tarija, hacia una de sus comunidades, denominada Tarairí, alrededor de las 2:00 p.m. Como yo, los demás llevaban consigo la intriga de lo que íbamos a encontrar. Llegamos a Tarairí a las 2:47 p.m. y, al bajar del bus, nos esperaba un pequeño grupo de mujeres, el mburuvicha de la comunidad y una arakuaiya. Ellos nos dieron una cálida bienvenida.
El mburuvicha nos explicó que el lugar donde nos encontrábamos no era una «casa», como pensé al principio, sino un pequeño espacio donde se resguardan restos de la Guerra del Chaco. Este conflicto, que arrebató la vida a muchos inocentes que solo deseaban la paz para nuestro país, sigue siendo un recuerdo latente en la memoria de los habitantes de esta región.
La arakuaiya también tomó la palabra y nos explicó que ellos cuidaban mucho ese lugar, ya que los objetos allí guardados contienen mucha historia. Aconsejan a los jóvenes protegerlos para que las futuras generaciones también puedan conocerlos y disfrutarlos.
Entramos al lugar y observamos grandes urnas donde se colocaban los restos de las personas fallecidas. Entre estos, se encontraron los restos de dos mujeres; una de ellas estaba con su bebé. Junto a los cuerpos, también se hallaron balas, granadas y otras herramientas que se usaron durante la guerra. Luego, fuimos a la parte trasera, donde se encontraba la iglesia que, durante la Guerra del Chaco, albergó a heridos y fallecidos. Esta iglesia fue bombardeada por las tropas paraguayas, pero el Cristo que allí se encontraba permaneció intacto. Este Cristo, conocido como «El Milagro de Tarairí», ahora se encuentra en el museo de Tarija. De igual manera, la imagen de la Purísima de Tarairí, que también sobrevivió, sigue en la comunidad.
Después de ese recorrido, nos dirigimos a visitar a un arakuaiya del lugar, quien nos contó parte de la historia de la Guerra del Chaco y aclaró algunas dudas sobre la cultura guaraní que desconocíamos. Ya al final de la tarde, disfrutamos de una ensalada de frutas y, antes de irnos, nos sacamos una foto junto al nombre de la comunidad, para recordar no solo el momento compartido, sino también las historias que nos contaron los mburuvicha y arakuaiyas. Fue un verdadero viaje a través de nuestra historia.
Periodista: Génesis Quispe Justiniano.