Los 5 aventureros (Pamela, Katia, Erwin, Juan Carlos y Nils) en las «alas de la Radio Viajera» de Fundación IRFA llegaron al destino anhelado, el Parque Nacional y ANMI Kaa-Iya del Gran Chaco.
Luego de visitar San José de Chiquitos Pueblo y la Comunidad Natividad del área de influencia, la Radio Viajera se internó en los bosques secos de esta Área Protegida que es reconocida internacionalmente por su rica biodiversidad, y que resguarda especies endémicas y amenazadas cuales en sus brazos encuentran seguridad y bienestar.
Para ingresar al Parque Kaa-Iya, fue necesario obtener diversos permisos previos. En primer lugar, se gestionaron las autorizaciones del Área Protegida y de la GTB para el tránsito en el Derecho de Vía del Gasoducto Bolivia-Brasil, el cual cuenta con una estricta Licencia Ambiental y representa una oportunidad para el turismo de avistamiento de fauna silvestre. Sin embargo, el permiso más importante es el concedido por los «Iya Reta», que en la cosmovisión guaraní son los guardianes o dueños de cada una de las especies que habitan en el monte o «kaa».
A tres horas de viaje desde San José hasta el campamento, se llega a un punto en el que se ingresa a la jurisdicción de Charagua Iyambae y se cruza parte del Área Protegida de la Autonomía Guaraní Ñembi Guasu. En ese tramo, la diferencia de colores y olores se vuelve incuestionable, revelando ante los viajeros el contraste entre la salud de un bosque intacto y la de un bosque afectado por asentamientos y estancias recientes. El sentir del monte, clamando por protección, resonó profundamente en el espíritu de los aventureros.
A pesar de lo intensas que fueron esas sensaciones, no lograron empañar la emoción de estar dentro del Kaa-Iya, un lugar que renueva la esperanza. Este espacio no solo guarda historias de la Guerra del Chaco, sino que también ha sido fuente de vida para culturas ancestrales durante generaciones.
En nuestros recorridos, tanto diurnos como nocturnos, visitamos la Poza Santa Lucía, donde los sonidos del monte y el verde primaveral despiertan un fervor profundo en el corazón de los visitantes. Además, tuvimos la oportunidad de observar fauna silvestre en su hábitat natural, momentos que generan emociones únicas para quienes comprenden el valor de la biodiversidad y disfrutan de su belleza en libertad.
M. Katia Garrido.